Las células madre son aquellas células que todavía no se han convertido en células diferenciadas de un determinado órgano o tejido pero que tienen la potencialidad de hacerlo previa “orientación” natural o humana, que de ser exitosa, se convierte en una fuente inagotable para reparar tejidos y órganos dañados por el transcurso del tiempo o por alguna enfermedad.
Hace algunas semanas, para asombro del mundo entero los diarios y noticieros del orbe resaltaron la noticia de que el presidente de los Estados Unidos de América, Barak Obama, decretó el apoyo federal, financieramente hablando, a la experimentación con células madre obtenidas de óvulos o tejidos fetales. Como tradicional e históricamente está comprobado, cuando ocurre algún acontecimiento de importancia a nivel a científico las diversas organizaciones religiosas y moralistas manifestaron enérgicamente en contra de la decisión de B. Obama aduciendo que tal acto únicamente iba a provocar un mayor menosprecio por la vida humana en nombre de la ciencia.
La controversia entorno a las células madre tiene que ver con el modo en que se obtienen:
1) De nuestro propio cuerpo (número muy limitado) que, en determinados órganos, dispone de algunas células todavía no completamente diferenciadas, dispuestas para reponer aquellas que se vayan deteriorando. 2) De las células precursoras de las gónadas de fetos abortados.
3) De los embriones.
3) De los embriones.
Hace algunas semanas, para asombro del mundo entero los diarios y noticieros del orbe resaltaron la noticia de que el presidente de los Estados Unidos de América, Barak Obama, decretó el apoyo federal, financieramente hablando, a la experimentación con células madre obtenidas de óvulos o tejidos fetales. Como tradicional e históricamente está comprobado, cuando ocurre algún acontecimiento de importancia a nivel a científico las diversas organizaciones religiosas y moralistas manifestaron enérgicamente en contra de la decisión de B. Obama aduciendo que tal acto únicamente iba a provocar un mayor menosprecio por la vida humana en nombre de la ciencia.
El dilema ético respecto a la utilización de las células madre que se obtienen de óvulos o de tejidos fetales plantea un colisión entre la vida del enfermo versus la “posibilidad” de vida del óvulo o del feto.
Lo más prudente, es tomar una postura conciliatoria que acepte que el estado actual de la ciencia aún no permite extraer células madre de otras regiones del cuerpo de manera más o menos viable (al menos dentro de los estándares tecnológicos actuales) y que hay gente muriéndose que puede ser curada gracias a los avances que este tipo de actividades científicas puedan arrojar, así que lo mejor, es tomar este asunto de una manera responsable, prudente y no polarizada ya que por ahora no se sabe cuando este tipo de investigaciones puedan arrojar resultados positivos o negativos para los fines que se le desea dar a este tipo de células. Una mayor apertura en cuanto a la experimentación controlada permitirá conocer mejor los mecanismos que producen este tipo de células y de esa forma evitar que en el futuro se sacrifiquen óvulos o utilicen tejidos fetales.
Por otro lado no se debe menospreciar la capacidad de la mente humana, porque seguramente en un futuro más o menos próximo la humanidad ingeniará formas más naturales y éticas de sanar el cuerpo humano, sin embargo, con algo debe empezar esta búsqueda y definitivamente, y por más controversial que parezca, el día de hoy se ha dado ese movimiento, que por ahora debe quedar fuera de lo moral, ya que la moral dicta consecuencias frente a determinados actos consumados o que se encuentran en la posibilidad de consumarse, previo conocimiento de sus consecuencias obtenido de la práctica reiterada del mismo, lo cual no es aplicable aún a este tipo de experimentación.
De cualquier forma no se debe olvidar que, quien llegue a encontrarse en la situación de necesitar células madre tendrá la potestad de decidir si las utiliza o no para salvar su vida, lo mismo aplica para los científicos que decidan experimentar con los mismas, con esto se puede hablar de libertad y de ejercitar de manera responsable el libre albedrío.
A partir de hoy se cierra el debate exclusivamente científico y religioso respecto a este asunto, para dar paso a un debate aún más grande y complicado, pero definitivamente más conciliatorio y cercano a la realidad que es la opinión del resto del mundo.
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